martes, 29 de octubre de 2013

Hola, aqui os dejo una carta escrita por el profesor de inglés Richard Vaughan, que nos puede ayudar a creer en nuestro potencial



EL SER HUMANO Y SUS CAPACIDADES

El mundo está lleno de personas que han llegado arriba aparentemente de la nada. “¿De dónde ha venido ése?”, se oye con frecuencia. “Menuda suerte ha tenido el tío”, se escucha en otras ocasiones. Pero si tú eres uno de esos que murmuran estas cosas, haz un esfuerzo por salir de tu miopía, de tu cinismo, de tu envidia o de tu indolencia, y trata de conocer un poco mejor a ese “afortunado”. Si lo haces, observarás en nueve de cada diez de ellos un destello de luz en los ojos y una energía interior que tú no posees o que has desdeñado en algún momento de tu vida hasta apagarlos del todo. Ese pequeño porcentaje de personas aparentemente de éxito en este mundo, ¿cómo han llegado arriba? Los hay que nacen ricos.
Los hay que suben por astucia y maldad. Después, los hay que llegan por los otros dos caminos que nos quedan: el de los afortunados y el de los honestamente entregados.
Si nos encargasen realizar un estudio y publicar un reparto porcentual de estas cuatro categorías de personas de éxito, creo que el reparto correcto sería el siguiente:
Los nacido ricos 1%
Los astutos y/o malos 10%
Los afortunados 1%
Los honestamente entregados 88%
Siempre va a haber ricos, astutos, malos y afortunados, pero siempre serán una minoría entre las personas de éxito en este mundo, por muy desconfiados y cínicos que algunos quieran ponerse ante esta aseveración. Es precisamente la desconfianza y cinismo de estas personas lo que les coloca bien en otra columna aparte reservada para los fracasados o bien en el apartado de arriba de los astutos y/o malos.
La naturaleza desborda belleza. Nos quedamos admirados ante los cambios estacionales; ante la hermosa fuerza de las tormentas, de los vientos o de las nieves; ante la armonía de la perfección física, biológica y ecológica de la naturaleza. Como seres humanos formamos parte de este designio. Nuestras acciones y reacciones forman una parte ineludible de la naturaleza de las cosas. Si nos quedamos tan admirados ante la belleza de la naturaleza, ¿por qué no hemos de quedarnos igualmente maravillados ante el aspecto tal vez más insólito de toda esta sinfonía: el ser humano y sus capacidades?
El trabajo es la mejor vía por la que el hombre, el mayor ejemplo de la grandeza de la naturaleza, puede realizarse y consagrar su lugar en este mundo. Y así como la naturaleza física nos impresiona, es igualmente impresionante e incluso más el producto final del optimismo humano.


Richard Vaughan

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